Era mayo de 2019 y los funcionarios de seguridad nacional estaban en la Sala de Situación discutiendo sobre Irán cuando el presidente Donald Trump cambió bruscamente de tema. Quería hablar de la concesión de asilo y ciudadanía a los granjeros blancos sudafricanos.
Según John Bolton, su asesor de seguridad nacional en aquel momento, quien asistió a la reunión, Trump ya había planteado la idea anteriormente, alegando que los granjeros eran una minoría perseguida y desplazada de sus tierras.
Bolton dijo que no le dió mucha consideración al deseo de Trump. El presidente había adoptado ideas marginales y falsas narrativas impulsadas por activistas blancos afrikáners, dijo Bolton.
“Nunca llegó a nada, así que lo consideré como algo típico de Trump”, recordó Bolton en una entrevista reciente. “Una persona cualquiera le cuenta algo y él se obsesiona con ello”.
Años después, las opiniones de Trump sobre los granjeros blancos de Sudáfrica están dando forma a la política exterior estadounidense en su segundo mandato. El lunes, el primer grupo de afrikáners, una minoría étnica blanca que gobernó durante el apartheid en Sudáfrica, aterrizó en Washington, mientras el gobierno de Trump trastocaba un sistema de refugiados que había proporcionado asilo a quienes huían de la guerra, el hambre y los desastres naturales.
El gobierno está acogiendo a sudafricanos blancos tras suspender el programa para todos los demás, incluidos otros africanos que han esperado en campos de refugiados durante años y fueron investigados y autorizados, y afganos que apoyaron la guerra de Estados Unidos en su país.

El primer grupo de afrikáners aterrizó el lunes en el aeropuerto internacional Washington Dulles.Credit…Saul Loeb/Agence France-Presse — Getty Images
El extraordinario acontecimiento puso fin a meses de espiral diplomática entre ambas naciones.
A principios de febrero, Trump firmó una orden ejecutiva por la que suspendía toda ayuda exterior a Sudáfrica, alegando que su gobierno había incurrido en “discriminación por motivos raciales”.
En marzo, su gobierno expulsó al embajador de Sudáfrica después de que este criticara a Trump por fomentar las quejas de los blancos en Estados Unidos y advirtiera de un “movimiento global de protección que empieza a envolver a las asediadas comunidades blancas”.
Una convergencia de factores ha alimentado el enfoque hostil del gobierno hacia Sudáfrica.
Entre ellos se encuentran las reuniones con activistas afrikáners, la ruptura entre ambos países a causa de la guerra de Israel en Gaza y el interés de Trump por erradicar los programas de diversidad e inclusión que, según el gobierno, han provocado racismo contra los blancos.
Entre sus asesores más influyentes figuran conservadores de extrema derecha que ejecutan una agenda influida por el victimismo blanco. Los funcionarios que podrían haber rechazado las ideas de Trump han sido sustituidos por leales, como el secretario de Estado Marco Rubio, dispuestos a convertir sus impulsos en políticas.
Y una conversación con el célebre golfista sudafricano Gary Player se quedó en la mente de Trump.
Cuando Trump planteó la cuestión de los granjeros blancos en la Sala de Situación, Bolton recordó que el presidente, mientras practicaba su swing con Player, había oído que los afrikaners estaban siendo “expulsados de sus tierras”. Otros dos exfuncionarios del gobierno también afirmaron que Trump había oído hablar de la lucha de los afrikáners por el Sr. Player.

El golfista sudafricano Gary Player con el senador Lindsey Graham, tras pasar un día jugando al golf con Trump en 2019.Credit…Susan Walsh/Associated Press
En febrero, Player dijo que no había hablado “ni una sola vez” con Trump sobre las políticas estadounidenses en Sudáfrica.
“Soy un gran admirador de Trump, pero no puedo meterme en política”, dijo Player, y añadió: “Donald Trump va a tomar las decisiones sobre Sudáfrica. Eso vendrá de él”.
Al preguntarle por la versión de Bolton el mes pasado, un asesor de Player, Dave King, dijo que el golfista no recordaba la conversación con Trump. “Él considera que todas las conversaciones que mantiene en el campo de golf son privadas”, dijo King.
Los funcionarios de la Casa Blanca no respondieron directamente a las preguntas sobre cómo evolucionaron las opiniones de Trump sobre la difícil situación de Sudáfrica hasta convertirse en política estadounidense. En cambio, reiteraron su preocupación por los afrikáners.
“Los refugiados afrikáners que llegaron hoy a Estados Unidos compartieron sus desgarradoras historias de discriminación y persecución en Sudáfrica, incluidos ataques violentos, vandalismo contra la propiedad, amenazas de muerte, insultos racistas contra los granjeros, canciones que pedían la muerte de todos los afrikáners, leyes de discriminación positiva que impiden a muchos encontrar trabajo y un gobierno que, como mínimo, no respondió a sus peticiones de ayuda”, dijo Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, en un comunicado el lunes. “Es verdaderamente triste que The New York Times intente minimizar el sufrimiento de este grupo minoritario perseguido durante tanto tiempo”.
Poderosos aliados estadounidenses

Celebración de la toma de posesión del presidente Cyril Ramaphosa en Pretoria el pasado mes de junio.Credit…Joao Silva/The New York Times
Para Trump, Sudáfrica es una advertencia para Estados Unidos.
En la década de 1990, cuando uno de sus asesores mencionó una noticia que proyectaba que las personas no blancas podrían convertirse en mayoría en Estados Unidos, Trump replicó que habría una revolución si eso ocurriera. “Esto no se va a convertir en Sudáfrica”, dijo, según El camaleón, un libro sobre el presidente escrito por Maggie Haberman, periodista del New York Times.
Años después, en agosto de 2018, uno de los locutores favoritos de Trump cristalizó su opinión sobre Sudáfrica. Tucker Carlson, presentador de Fox News en aquel momento, dijo que el presidente de Sudáfrica había empezado a “confiscar tierras a sus propios ciudadanos” en virtud de una nueva ley que Carlson calificó de “la definición de racismo”.
“El racismo es lo que nuestras élites dicen odiar más —Donald Trump es un racista, dicen—, pero no prestan ninguna atención a esto”, dijo Carlson.
Pocas horas después del noticiero, Trump había lanzado un tuit en el que afirmaba que había “matanzas a gran escala” de granjeros blancos en Sudáfrica, y que había ordenado al Departamento de Estado que “estudiara de cerca las confiscaciones y expropiaciones de tierras y granjas en Sudáfrica”.
“El gobierno sudafricano está confiscando tierras a los granjeros blancos”, escribió, etiquetando las cuentas de Fox News y Carlson.
Con ese comentario, Trump había intervenido en una cuestión que ha estado en el origen de las tensiones en Sudáfrica durante generaciones.
Durante casi cinco décadas, Sudáfrica vivió bajo el gobierno del apartheid dirigido por los afrikáners, que segregó violentamente a la mayoría negra, negándoles el acceso a una vivienda, una educación y una tierra de calidad, y la posibilidad de construir una riqueza generacional.

Personas haciendo fila para votar en Soweto en abril de 1994, en las primeras elecciones libres celebradas en Sudáfrica tras el fin del apartheid.Credit…Denis Farrell/Associated Press
Desde el fin del apartheid en 1994, el gobierno se ha esforzado por deshacer el desequilibrio económico creado por el sistema, entre otras cosas mediante un programa creado para redistribuir a los sudafricanos negros las tierras de las que se habían apoderado los antiguos gobiernos colonial y del apartheid.
Pero los sudafricanos negros siguen estando por detrás de los sudafricanos blancos en prácticamente todas las medidas económicas.
El presidente Cyril Ramaphosa firmó este año una ley que permite al gobierno expropiar tierras privadas sin indemnización cuando se considere de interés público. Los expertos jurídicos afirman que es probable que las confiscaciones sin indemnización sean poco frecuentes: el gobierno lleva mucho tiempo comprando tierras a agricultores blancos. La ley también incluye un proceso judicial que da a los propietarios la oportunidad de impugnar las confiscaciones.
A pesar de la declaración de Trump, los sudafricanos blancos siguen dominando la propiedad de la tierra. Las granjas de propiedad blanca ocupan casi la mitad de la superficie de Sudáfrica, aunque los blancos solo representan el 7 por ciento de la población.
Aunque los espantosos asesinatos de granjeros blancos en Sudáfrica han captado la atención nacional, las estadísticas policiales muestran que los granjeros no son más vulnerables a los delitos violentos que el resto de la población del país.
Un informe del Departamento de Estado sobre Sudáfrica en el primer gobierno de Trump decía que “los asesinatos de granjeros representaban solo el 0,2 por ciento de todos los asesinatos del país”. Esos asesinatos han seguido siendo minúsculos en los años transcurridos desde entonces.
El partido gobernante en Sudáfrica, el Congreso Nacional Africano, ha gobernado Sudáfrica desde el final del apartheid.

Un mural en el barrio de Alexandra de Johannesburgo en 2014. El partido se ha enfrentado a distintos niveles de popularidad desde que ganó las primeras elecciones abiertas en 1994.Credit…Joao Silva/The New York Times
Sin embargo, el partido ha estado plagado de acusaciones de corrupción y campañas de venganza política, y ha tenido dificultades para satisfacer las necesidades básicas de su población. Los críticos del gobierno dicen que ha escapado al escrutinio de aliados como Estados Unidos, donde muchos políticos siguen teniendo una visión romántica del país que eligió a Nelson Mandela.
Funcionarios estadounidenses y activistas afrikáners han señalado el grito de guerra de otro partido político sudafricano ”¡Maten a los bóer!” como prueba de que se está atacando a los sudafricanos blancos. Boer significa agricultor en neerlandés y afrikaans. El Congreso Nacional Africano se distanció del grito hace años.
Tras presionar durante décadas para conseguir aliados en Washington, los afrikáners encontraron finalmente al más poderoso en Trump.
Ernst Roets, destacado activista afrikáner que ha aparecido en el programa de Carlson, dijo que los activistas llevaban mucho tiempo queriendo que los dirigentes estadounidenses presionaran más a Sudáfrica.
“Sudáfrica está cambiando”, dijo, “y el gobierno estadounidense ha tomado nota de ello”.
Estallan las divisiones y expulsan al embajador

Elon Musk, quien nació en Sudáfrica, ha amplificado la desinformación sobre un “genocidio de blancos” .Credit…Eric Lee/The New York Times
Trump no tardó en resucitar la cuestión afrikáner cuando volvió al cargo este año.
Y ya no estaba rodeado de funcionarios dispuestos a limitar sus ideas marginales a las redes sociales.
Elon Musk, el multimillonario de origen sudafricano que se ha convertido en una presencia omnipresente en el segundo mandato de Trump, ha hecho afirmaciones infundadas en las redes sociales sobre un “genocidio de blancos en Sudáfrica”.
Apenas unas semanas después de la toma de posesión de Trump, Rubio anunció que no acudiría a una reunión de ministros de Asuntos Exteriores del Grupo de los 20 en Sudáfrica. Acusó al gobierno sudafricano de aprovechar la ocasión para promover “la solidaridad, la igualdad y la sostenibilidad”, el tema oficial del G20 de este año. “En otras palabras: políticas de diversidad y cambio climático”, dijo.
Rubio y otros aseores de Trump se mostraron especialmente indignados por el hecho de que Sudáfrica hubiera presentado una demanda por genocidio contra Israel ante el Tribunal Internacional de Justicia. Consideran que el gobierno sudafricano es un líder en la indignación mundial contra Israel.

Ebrahim Rasool, embajador sudafricano expulsado, hablando en Ciudad del Cabo.Credit…Esa Alexander/Reuters
A finales de febrero, funcionarios del gobierno de Trump se reunieron en Washington con activistas afrikáners, quienes expusieron sus preocupaciones. Los funcionarios preguntaron por la tasa de asesinatos de granjeros blancos, las cuotas raciales y las leyes que se han aprobado para abordar las desigualdades raciales.
“En cierto modo, lo vinculan con el tema de la diversidad, la equidad y la inclusión en Estados Unidos”, dijo Jaco Kleynhans, que dirige el compromiso internacional del Movimiento de Solidaridad, una organización por los derechos de los afrikáners que se reunió con los funcionarios de la Casa Blanca a principios de este año. “Dijeron que solo debe existir el mérito”.
Y mientras los asesores de Trump preguntaban en privado sobre el tratamiento de la raza en Sudáfrica, algunos de ellos se enfurecieron por las críticas del embajador sudafricano al enfoque de Trump sobre la raza.
El embajador, Ebrahim Rasool, fue citado en un artículo de Breitbart diciendo que Trump estaba liderando un movimiento “supremacista” contra “los que están en el poder” en los Estados Unidos, así como en Sudáfrica y otros países.
Tras leer el artículo en marzo, Rubio anunció la expulsión de Rasool, calificándolo de “político provocador de racismo que odia a Estados Unidos y odia” a Trump.
Reunión en la Casa Blanca

El presidente Trump en la Casa Blanca en febrero, el día en que firmó la orden ejecutiva titulada “Abordar las acciones atroces de la República de Sudáfrica”.Credit…Cheriss May para The New York Times
La orden ejecutiva de Trump conmocionó incluso a los activistas afrikáners.
Días antes, en una publicación en X, Ramaphosa defendió la recién aprobada Ley de Expropiación, escribiendo que no era “un instrumento de confiscación, sino un proceso legal por mandato constitucional”. Dijo que esperaba explicar la diferencia al gobierno de Trump.
“¿Por qué tienen leyes de propiedad abiertamente racistas?”, escribió Musk en respuesta, republicando el mensaje de Ramaphosa en su propia cuenta.
Cuatro días después de la respuesta de Musk, Trump emitió una orden ejecutiva por la que suspendía la ayuda a Sudáfrica. Dijo que su gobierno daría prioridad al reasentamiento de “refugiados afrikáners” en Estados Unidos debido a políticas que, según dijo, habían “desfavorecido racialmente a los terratenientes”.
Kleynhans, activista del grupo por los derechos de los afrikáners, dijo que, tras la emisión de la orden, muchos miembros de su organización temían que las cosas empeoraran para ellos en su país. Él y otros dirigentes del movimiento afrikáner decidieron presionar al gobierno de Trump para que prestara apoyo a los afrikáners que quisieran permanecer en Sudáfrica.
No quiso decir quién de la Casa Blanca se reunió con la delegación. Pero un funcionario del Congreso dijo que en la reunión participaron Brendan McNamara, director de Asuntos Africanos del Consejo de Seguridad Nacional, y Dan Dunham, miembro del personal del grupo de África del Consejo. La delegación se reunió también con altos funcionarios del Departamento de Estado.
Los sudafricanos dijeron a los funcionarios estadounidenses que, aunque apreciaban el reconocimiento de los afrikáners por parte del gobierno de Trump, lo que más deseaban era ayuda para arreglar Sudáfrica, de modo que los afrikáners pudieran seguir viviendo allí, dijo Kleynhans.

El primer grupo de afrikáners preparándose para salir de Johannesburgo el domingo por la noche.Credit…Ilan Godfrey para The New York Times
Pero, según Kleynhans, estaba claro que los funcionarios de la Casa Blanca creían que los afrikáners, descendientes de colonialistas europeos, estarían mejor en Estados Unidos.
Varias personas mencionaron el hecho de que muchos afrikáners ya trabajaban en granjas en Estados Unidos. Algunos mencionaron a empresarios afrikáners que conocían. Los funcionarios de la Casa Blanca parecían creer que los afrikáners podrían contribuir rápidamente a la economía estadounidense, dijo.
El lunes, Christopher Landau, subsecretario de Estado, dejó clara la afinidad cultural del gobierno con los afrikáners cuando le preguntaron por qué se acogía a los sudafricanos antes que a otros refugiados, incluidos los aliados afganos.
“Algunos de los criterios son asegurarse de que los refugiados no suponían ningún desafío para nuestra seguridad nacional”, dijo Landau tras reunirse con los sudafricanos blancos recién llegados al aeropuerto internacional de Washington Dulles. “Y que pudieran asimilarse fácilmente a nuestro país”.
El mismo día, Trump repitió su desacreditada afirmación de que “es un genocidio lo que está ocurriendo”.
“Es algo terrible lo que está ocurriendo y los granjeros están siendo asesinados”, dijo.
Trump añadió: “Da la casualidad de que son blancos”.
Alan Blinder, Maggie Haberman y Mark Mazzetti colaboraron con reportería.
Zolan Kanno-Youngs es corresponsal del Times en la Casa Blanca, donde cubre la información sobre el presidente Donald Trump y su gobierno.
Erica L. Green es corresponsal de la Casa Blanca del presidente Donald Trump y su gobierno.
John Eligon es el jefe del buró de el Times en Johannesburgo y cubre una amplia gama de eventos y tendencias que influyen y dan forma a las vidas de la gente común en todo el sur de África.
Edward Wong cubre los asuntos globales, las políticas internacionales estadounidenses y el Departamento de Estado.