‘Belmopán es un experimento social’: así es la capital multicultural de Belice
Cuando se menciona Belmopán, la capital de Belice, situada en lo profundo del interior del país, muchos beliceños la tachan como un bastión de burócratas que no solo es aburrida, sino que carece de vida nocturna.
“Me advirtieron: ‘Belmopán es para los recién casados o los casi muertos’”, dijo Raquel Rodriguez, de 45 años y propietaria de una escuela de arte, sobre los comentarios que le hicieron cuando dejó la costera y bulliciosa Ciudad de Belice para mudarse a Belmopán.
Belmopán, que no es precisamente un edén para jóvenes urbanitas, es una de las capitales más pequeñas de América. Tiene apenas unos 25.000 habitantes y un conjunto de edificios brutalistas de inspiración maya, muy pesados y de hormigón, a prueba de huracanes.
La capital de la única nación anglófona de Centroamérica puede parecer muy diferente de las frenéticas capitales de los países vecinos. En cuanto a sus orígenes y diseño, Belmopán tiene más en común con las capitales de otras antiguas colonias británicas, especialmente en África.
Pero Belmopán quizá sea un prisma para ver el desarrollo de Belice, que ha surgido como una especie de excepción en Centroamérica. En una región donde los gobernantes adoptan tácticas autoritarias, Belice se ha convertido en una democracia parlamentaria relativamente estable (aunque joven), con un historial de transiciones pacíficas en el poder.